Crítica de 1899


1) Enigmas familiares

Manteniendo la esencia de Dark, la serie 1899 vuelve a poner sobre la mesa una premisa llena de incógnitas. Se trata de una serie que requiere de la total atención del espectador, como en el anterior trabajo de Odar y Friese. Aquí pasamos del misterioso pueblo de Winden a las profundidades del océano atlántico, pero el tono y atmósfera siguen recordando irremediablemente a la serie de ciencia ficción alemana.

En 1899 el misterio se inicia en el momento que el Kerberos, barco donde viajan los protagonistas, encuentra al Prometheus, un navío a la deriva y dado por perdido. Esto toma toda la trama. Lo hace desde el primer episodio, una presentación hipnótica y el mejor capítulo hasta el momento. De esta manera, la amalgama de enigmas se alza por encima del amplio elenco, cuyos problemas quedan subyugados ante las incógnitas que se van acumulando. Aún es pronto para saber cómo se resolverá todo (solo hemos visto tres episodios), pero de momento la serie ha sabido presentar la trama principal y captar nuestra atención en sus primeros minutos.

2) Un elenco desigual

La serie 1899 goza de un reparto amplio, lleno de actores de distintas nacionalidades. Todos ellos encarnan al grupo de inmigrantes que buscan una nueva vida en Estados Unidos, con la excepción de los miembros de la tripulación. En total, el número de personajes es considerable y por ello la serie sufre al no acabar de hacer funcionar a todos ellos. Y en consecuencia la trama global sale trastabillada. De hecho, la estructura de explorar los traumas de cada uno de ellos corre el peligro de hacerse repetitiva.

De todos los personajes el que llama más la atención es el de Maura Franklin, interpretado por Emily Beecham, quien encabeza el cast. Las pinceladas sobre ella parecen indicar que su personaje está estrechamente ligado con todo lo que ocurre en el Prometheus, pero de momento esto solo son conjeturas. Y además de ella, se intuye que de una manera u otra todos jugarán su parte en el gran misterio de la serie 1899. Aún así, que no todos estén igual de bien llevados (ni interrelacionados entre sí) quizás hará menos relevantes futuras revelaciones.

3) Envoltorio a la altura

La serie 1899 está a la altura de las mejores ficciones de Netflix en cuanto a su calidad en la producción. Si bien no llega a los multimillonarios episodios de Stranger Things, la serie ofrece calidad en cada uno de sus departamentos. Los efectos especiales, creados mediante el sistema LED Volume (siguiendo los pasos de The Mandalorian o House of the Dragon), nos meten de lleno en la travesía del Kerberos por el océano. La música original, a cargo de Ben Frost, acompaña bien a lo que vemos en pantalla, pese a no estar al nivel de su trabajo en Dark.

Y relacionado con la música, hay una buena costumbre que Odar y Friese han mantenido respecto a su primera serie. Es la de acabar cada episodio con una canción distinta, que suele guardar relación con lo que vemos en pantalla. Sin ir mas lejos, el cierre del primer capítulo, al ritmo del White Rabbit de los Jefferson Airplane, es sensacional. Habrá que ver cuántos cierres musicales más nos da la serie, pero desde luego que son desde ya uno de sus encantos principales.

4) Conclusión

Con tres episodios en la mano, la serie 1899 muestra potencial y un misterio intrigante. La atmósfera, música y producción son los principales fuertes de la serie, que aún tiene que pulir algunos problemas con sus personajes y estructura para funcionar del todo. Aún así, habrá que ver el resto de la temporada para ver si esto se soluciona y descubrir si 1899 es un nuevo éxito o, por el contrario, el primer traspiés de Baran Bo Odar y Jantje Friese.

Roger Fonseca

Leo, escribo, escucho música 24/7, juego videojuegos miro películas y series. Mi computadora es mi refugio ah también vivo

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