Hablemos de Priscilla: La cárcel de cristal

 Sofia Coppola es una figura clave del cine independiente norteamericano del siglo XXI, una directora que ha demostrado su talento en numerosas ocasiones a lo largo de su filmografía. Ha logrado crear un estilo propio, marcado por un lenguaje que puede gustar más o menos, pero que es inconfundiblemente suyo. "Priscilla", su octavo trabajo, se basa en las memorias de Priscilla Presley y narra su relación con Elvis desde que se conocieron en 1959 hasta su divorcio en 1973.

Copyright MUBI 


Algunas obras se aprecian mejor cuando ampliamos nuestra perspectiva y consideramos cómo encajan en el conjunto de la obra del artista. "Priscilla", en mi opinión, es una de ellas, ya que reúne todos los elementos temáticos característicos del universo de Coppola: la fascinación por la fama, la angustia adolescente, el aislamiento y el hastío que acompañan al privilegio, y las tribulaciones del deseo femenino y el primer amor. No es sorprendente que la directora se haya interesado tanto por una figura como Priscilla Presley.

La relación que retrata Coppola está marcada, de principio a fin, por el desequilibrio. Ya desde el primer momento impone ver a un Jacob Elordi de casi dos metros de altura al lado de una Cailee Spaeny que apenas supera el metro y medio, y esta desigualdad física se traduce a todos los aspectos. ¿Quién puede culpar a una adolescente de catorce años de quedar absolutamente rendida ante los encantos del mayor ídolo de masas que ha dado la música popular estadounidense? Coppola medita sobre las dinámicas de poder de una pareja envenenada en la que el estatus de ambos integrantes diverge tanto que se hace algo insondable, y nos muestra a una joven totalmente indefensa ante un hombre controlador y emocionalmente inestable. En numerosas ocasiones vemos a Priscilla en el encuadre, sin hacer ruido, siendo poco más que un satélite en la vorágine constante que es la vida de Elvis. Y, a pesar de todo esto, hay momentos de innegable ternura entre ellos. Es muy interesante la elección de Coppola de hacer a la protagonista dueña y señora de su propio deseo, pero la fijación de Elvis por Priscilla no es sexual (comprensible, dado que el sexo rara vez ha sido el foco en la filmografía de Coppola). 

Copyright MUBI 

Para él, tan demolido por la muerte de su madre, tan sobrepasado por su propia fama, Priscilla es más un soporte que un individuo con voluntad propia. Es cuanto menos curioso que, aun siendo el antagonista (que no el villano), el Elvis de Priscilla acabe siendo más humano y más tridimensional que el del estridente biopic de Baz Luhrmann.

 Por desgracia, la película pisa el acelerador de manera incomprensible en su última media hora, privándonos de presenciar con más detalle el desmoronamiento del matrimonio. En un trabajo que tiene en la calma su principal baza, es paradójico que su impaciencia por llegar al desenlace acabe siendo el mayor de sus defectos. 

Visualmente, "Priscilla" no es el más ostentoso de los largometrajes de Coppola, eso es evidente. Carece de la exuberancia deslumbrante de "María Antonieta" o de las exquisitas composiciones con luz natural de "La seducción". La cámara en mano, más presente en los primeros trabajos de la directora, ha sido abandonada progresivamente. Sin embargo, permanece su buen gusto para seleccionar las canciones del soundtrack, que acompañan los múltiples montajes en los que vemos a la pareja en sus mejores momentos, ya sea jugando en el dormitorio o en una fiesta en la piscina.


Copyright MUBI 

 La capacidad de Coppola para retratar el aislamiento de manera visual también sigue intacta, mostrando a Priscilla deambulando sola por amplios interiores, con esos característicos planos de la directora en los que la protagonista aparece sola y encerrada tras los cristales de una ventana, observando pasivamente un mundo inaccesible. Los protagonistas de Coppola siempre viven en mundos pequeños y contenidos, y el buen ojo de la directora logra que una mansión como Graceland parezca, emocionalmente, poco más que una celda.

En cuanto a las interpretaciones, todo es positivo. Cailee Spaeny ofrece un retrato exquisitamente delicado y sutil de su personaje. Su Priscilla es, debido a las circunstancias, inactiva y sumisa (lo cual no debe malinterpretarse como plana o insustancial), y su físico menudo y su mirada dócil y dulce encajan perfectamente con la naturaleza del personaje. Aunque tenía dudas sobre Jacob Elordi, creo que su trabajo es notable. A diferencia de Butler el año pasado, Elordi no se queda en una mera imitación, sino que logra representar tanto las luces como las sombras de Elvis, dándole una considerable profundidad.

Copyright MUBI 

En definitiva, diré que "Priscilla" me parece una mejor película de Sofia Coppola que una película en general, si eso tiene sentido. A pesar de algunos problemas de ritmo y un tercer acto atropellado, reafirma con fuerza la personalidad de Coppola como cineasta y la posesión de un universo propio. Además, cuenta con profundidad temática, personajes complejos, buenas interpretaciones, una sólida banda sonora y un apartado visual competente. Es un buen trabajo, aunque no sea el ejercicio de estilo más contundente de su filmografía, y su historia, debido a la naturaleza tóxica del romance que explora, no puede tener la resonancia emocional de "Lost in Translation". Sin embargo, es mucho menos efectista de lo que podría haber sido en manos de otro guionista. 


Sponsored 

¡Hola a todos!

Quiero invitarte a suscribirte a MUBI, una plataforma de streaming que ofrece una selección de películas independientes, clásicas y de culto. Para que puedas disfrutar de esta experiencia, te estoy regalando un mes gratis en MUBI.

Solo tienes que hacer clic en el siguiente enlace y seguir los pasos para crear tu cuenta:


No te pierdas esta oportunidad única de explorar el cine en su máxima expresión. ¡Nos vemos en MUBI!

Roger Fonseca

Leo, escribo, escucho música 24/7, juego videojuegos miro películas y series. Mi computadora es mi refugio ah también vivo

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente